Las Virtudes del Hermano Victorino en Anécdotas

El Hermano Victorino, religioso De La Salle, fundó en La Habana, en 1928, Ia Federación de Ia Juventud Católica Cubana. En 1945 Ia federación contaba ya con 300 Grupos y mas de 7,000 jóvenes. El Episcopado constituyo las Ramas Juveniles, masculina y femenina, de Ia Acción Católica.

El Hermano Victorino salió de Cuba exilado en 1961 y murió santamente en Puerto Rico en el año 1966. Había nacido en 1885

La manera más gráfica de resumir Ia personalidad virtuosa del Hermano, cuya causa de canonización fue introducida en el año 2000, se consigue recorriendo algunas anécdotas que ofrecen los que conocieron personalmente al Siervo de Dios.

Un Hermano de su Comunidad le preguntó cierto día cuál de los tres votos religiosos (pobreza, castidad, obediencia) era más difícil de cumplir. Victorino contesto: “El más difícil es el voto de obediencia; yo me siento con fortaleza para continuar mi apostolado activo, pero el Hermano Provincial me asignó a esta Comunidad, tengo que obedecer pues así es Ia voluntad de Dios.” Victorino murió varios meses después de esta conversación, hablando de una visita que pensaba hacerles a los antiguos alumnos de Miami.

Recorriendo Ia historia, más de medio siglo hacia atrás, en una carta explican Ia reunión celebrada en el Colegio de las Dominicas Francesas en 1933, donde Victorino presentó un proyecto para erigir un monumento a Ia entrada del Puerto de La habana, al sagrado Corazón de Jesús. Presentó modelos para anunciar los bonos que financiarían el proyecto, y modelo del monumento. Desconocemos el resultado de aquel proyecto y reunión del ‘33, pero 25 años después, quedó inaugurada Ia escultura del Cristo de La Habana, de Ia escultora Jilma Madera, que actualmente preside Ia entrada de Ia bahía habanera.

Mi esposo tuvo que permanecer en Cuba y yo llegué exilada sola a Miami con mis cuatro hijos (el mayor de 8 años y el más pequeño de 10 meses). A los cinco días de mi Ilegada Ilamaron a mi puerta. Era el Hermano Victorino acompañado de otras federadas. Me eché a llorar en sus brazos y Ia paz y el consuelo de su visita fueron tan profundos que todavía hoy, en el año 2000, perduran en mi vida.

Aunque soy miembro fundador del Partido Comunista, hoy, cuarentitantos años después de haber tratado a Victorino en Ia Federación de Ia Juventud Católica, con muchos trechos de amargura, frustraciones, encuentros y desencuentros, Ia figura del Hermano sigue viva en mi corazón. Me impulsa con fuerza interior, que me resulta irresistible y que me obliga a decir que guardo un recuerdo tan vivo de él que me parece que todavía está aquí; y ni en los momentos más difíciles de mis desencantos con Ia Iglesia Católica Institucional y Preconciliar, nunca he podido prescindir del ejemplo, de Ia presencia y de Ia vida y cariño por el Hermano Victorino.